El pasado viernes 12 de octubre, ciento treinta y ocho (¡¡138!!) sabios musulmanes escribieron una carta al Papa Benedicto XVI (antes Joseph Ratzinger). En ella le decían que de la paz entre ambas religiones, basada en la mutua comprensión y el diálogo interreligioso, depende el futuro de la humanidad (ver la noticia en El País).
Esta es la segunda misiva que recibe el Papa de manos de diferentes autoridades religiosas del Islam. La primera le llegó otro doce de octubre, pero de 2006, firmada por treinta y ocho (¡38!) expertos islamistas de todo el mundo. Esta primera carta fue la respuesta colectiva a una cita incluida por Benedicto XVI en una conferencia dictada el 12 de septiembre de 2006 en la Universidad de Ratisbona. Ese día, el Papa hizo referencia a un antiguo "diálogo" medieval (1391), entre el emperador bizantino Manuel II paleólogo y un erudito persa, en el que se discutía sobre la relación entre la razón y fe, la posibilidad de la conversión forzosa, o lo apropiado o no de la "guerra santa". Como se recordará, las palabras del Papa desataron el inmediato malestar de la comunidad musulmana mundial, de ahí que la misiva de los teólogos musulmanes tenga un carácter claramente corrector (ver resumen de la cuestión en Wikipedia). Pero no ha sido este el último episodio reciente de "desencuentro" entre los líderes de las comunidades religiosas. Las comunidades evangélica y judía se quejaban en julio de los intentos de monopolización del diálogo religioso por parte del Vaticano. ¿Qué es lo que ocurre?
Que los seres humanos se enfrenten por sus creencias religiosas no es ninguna novedad histórica (qué les voy a contar a estas alturas que ustedes no sepan). Lo triste del caso es que aún tenga que repetirse que del diálogo interreligioso puede depender la paz entre los pueblos. ¿Tan poco hemos aprendido? Sinceramente: ¿hacen falta 138 sabios para decir eso? ¿Hace falta estar revestido de la Santidad de un cargo como el de Sumo Pontífice de la Iglesia de Roma para que un axioma como ese merezca ser tenido en cuenta y aceptado?
Si algo me ha enseñado la Masonería es que en el respeto profundo, absoluto, a los demás está la base de la verdadera tolerancia y de la construcción de un mundo fraterno. Ese respeto debe ejercerse sobre todas y cada una de las circunstancias del otro (su persona -incluida su propia vida-, su dignidad, sus ideas y creencias, sus opciones y modos de vivir..., etc.); de lo contrario no es real. El verdadero respeto impone el conocimiento exhaustivo del prójimo, así como la defensa de su derecho a ser, pensar y actuar de manera diferente, de acuerdo con los más altos valores morales a los que aspira el ser humano, y que en esencia pueden encontrarse contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en los textos de ella derivados, así como en la mayoría de los escritos básicos de las principales religiones del planeta. Tolerar no es "soportar", es comprender, respetar, aceptar aunque no se comparta y defender. Sin eso no es posible el verdadero diálogo (mucho menos el diálogo interreligioso); no es viable el ecumenismo entre las Iglesias cristianas; no es esperable el entendimiento entre la Iglesia Católica y la Masonería... Y es que con demasiada frecuencia, las Iglesias (la Católica entre ellas), como depósitarias de "la única verdad", entienden el diálogo como la dialéctica cuyo objetivo básico es convencer y convertir al contrario, y no un como intercambio de ideas del que se puede aprender. Así nos ha ido.
Está bien que el Papa condene que las matanzas en Iraq, el terrorismo y otras formas de violencia se hagan en nombre de la religión. Está bien que se visiten los campos de exterminio y se condene la barbarie genocida... Pero estaría mejor que, además, no se censurase a los teólogos progresistas (como Jon Sobrino, Hans Küng, Leonardo Boff o Uta Ranke, por citar solo cuatro del centenar de los que fueron "callados" durante el pontificado de Juan Pablo II y lo que va de este), que no se canonizase únicamente a una parte de las víctimas de la Guerra Civil Española, o que no se intentase imponer a la generalidad determinados puntos de vista sobre cuestiones como el matrimonio, la familia o la Educación a golpe de pancarta y de mitin de púlpito, ¿no creen?
1 comentario:
Muy bien Kliping. Has tocado la llaga y prevenido sus principales infecciones. El desdén de Occidente hacia la cultura y el pensamiento islámico (que no el neofundamentalista)es parte de esa imposibilidad de diálogo. Ya bien lo dices: Tolerar no es "soportar", es comprender, respetar, aceptar aunque no se comparta y defender. Sin eso no es posible el verdadero diálogo. Solo hay que observar en nuestras librerías cuántas obras de escirtores, poetas y pensadores islámicosse publican. ¿Es que no habrán pensadores en Oriente como lo fue en su día Rabindranath Tagore (en este caso, hinduísta) que merezcan una horas de lectura? De la misma forma que supimos tomar de los árabes su sistema de numeración e innumerables otras sabidurías, debiéramos tolerar, con la antes mencionada acepción, sus pensamientos, costumbres y sus artes. No debemos de olvidar que después de las Cruzadas. y la rígida colonización del mundo árabe, se colocó a los musulmanes en una situación desventajosa para que sus creencias acompañaran el desarrollo mundial de las ideas y de la sociedad. Si hubiera sido a la inversa, que los cristianos hubieran sufrido Cruzadas y una expoliadora colonización, probablemente estuvieran con prácticas como las que se describen en Éxodo 35:2; Levíticos 11:6-8, 19:19, 20:10, 19:27, 24:19, 25:44 del Viejo Testamento: no se hubiera desarrollado el cristianismo. Por cierto, es destacable la convivencia de cristianos, judíos y musulmanes en El Andalus, el mismo que hoy reclaman desalmados terroristas. Enhorabuena por tu reflexión. -- Rene
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